sábado, 13 de octubre de 2012

British Baby Barbies

No sé porqué me ha dado últimamente por escribir sobre Reino Unido. Será que lo echo de menos. Terriblemente. Y es que aunque intento convencerme de lo contrario, he de admitir que ese mesecito que pasé allí, ha ocupado, sin que pudiese evitarlo, un sitio en mi corazón. Ya os contaré porqué.

 Hoy quería hablaros de una extraña especie que descubrí durante mi estancia en Inglaterra: las British Baby Barbies (BBB). La traducción literaria sería Barbies bebés británicas, o algo parecido. ¿Y cómo las conocí? Tuve que convivir con una.

A ver, ¿cómo empiezo? La primera vez, que vi a Summer, la chica con la que vivía, pensé que tendría mi edad y no 13 años como me habían dicho. Iba más maquillada que una puerta, con los ojos bañados en rímel y la cara de un uniforme color crema, que no pegaba con el resto de su piel más pálida. Salía de casa vestida con mini falda, cazadora de cuero y Converse. Muy mona, he de reconocer. Pensé que se iba a cenar fuera, con unas amigas, o quizá al cine. Sin embargo, me equivocaba. Sólo iba a comprar leche al súper. Sí, a comprar leche.  No sé vosotros, pero yo, cuando mi madre me manda a por el pan, voy con sudadera, tejanos y un moño, y no llevo las pantuflas, porque no me deja. Bueno, sigamos con mi querida amiga Summy. Al volver, a los 5 minutos, se encerró en su habitación y cuando salió para cenar ya se había puesto el pijama de la Minnie. Ufff, algo más normal


Al día siguiente, me levanté pronto y fui al baño. Estaba ocupado. Se estará duchando, ya volveré después, pensé. Desayuné, me vestí, hice la cama y por fin cuando ya me estaba desesperando, ella salió. Y me quedé boquiabierta. Por supuesto, iba pintarrajeada a más no poder y se había puesto el “uniforme” del colegio, un conjunto que consistía en un polo azul cielo y  falda o pantalón negros para las chicas. Bueno ella llevaba el polo, sí, pero de la falda, ni rastro. Al menos que fuese esa cinta negra que apenas le tapaba el culo. Bueno, su madre al verla le dirá algo, me dije, por lo menos que se baje un poco la falda, pero me equivoqué otra vez. Y encima al salir a la calle, me doy cuenta de que Summer no es una excepción, es que todas van así. Entonces, me decidí a saber más de ellas, sus gustos y esas cosas. Y aquí está mi conclusión.

Para ser una BBB no importa si eres alta, bajita, rubia, morena, escuálida o con curvas. Sólo tienes que tener entre 10 y 13 años, adorar a Justin Bieber y One Direction, y tener mucho, pero mucho ego. Te llamas Amy, Kelly, Missi, no puedes salir de casa sin el pelo planchado y una buena capa de rímel. No has leído un libro en tu vida, salvo la biografía de One Direction, y sólo ves programas como X Factor o MTV. Le prestas más atención a tu Blackberry que a tus padres y te pones a gritar cada vez que tu ídolo sale por la tele (que por desgracias pasa muchas veces).

Hay algo más que descubrí cuando entré por primera vez a la habitación de Summer, algo que me dejó boquiabierta. La niña mimada, encima de tener un cuarto más grande que el de sus padres, con tele, cama de matrimonio y portátil, tenía las Hunter, las Uggs y las Vans, más dos armarios (¡DOS!) repletos de ropa de Abercrombie, Miss Sixteen y Hollister. Pero si vivían en una casucha, en el quinto pino, casi en el campo. Admito que sentí un poco de envidia, sí, hasta que recordé aquella frase del anuncio de IKEA “no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita”. La niña sólo era feliz si tenía ropa de marca y los zapatos de moda. No tenía nada más. Yo en cambio tenía una gran familia que me hacía caso, alguien con quien hablar cuando estoy en casa y una habitación con una gran puesta de sol en la pared. Y soy muy feliz con eso.

Bueno, ya ha quedado bastante claro por qué las llamo British Baby Barbies o BBB, aunque pensándolo bien también podrían ser British Baby Bitches, al recordar cómo se comportaban algunas con los chicos, pegadas a ellos como lapas, pero me parecen demasiado pequeñas ¿o no? Dejaré que vosotros lo juzguéis, después de todo sois más imparciales que yo.


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