lunes, 22 de octubre de 2012

¿Qué hago ahora contigo?


 Nuestra historia está enterrada ya, o al menos eso me parecía. Porque esta noche he soñado contigo. Otra vez ¿Es ni siquiera una historia? No. Son momentos, instantes preciosos, sí, pero nada más que eso. Conversaciones infinitas, risas para la eternidad. Y Bob Marley tocando de fondo. Son partidas de billar ganadas, sonrisas bajo la lluvia y cafés de Starbucks.

¿Me arrepiento de mi decisión? No creo. Fue mejor así ¿Qué piensas? No hace falta que respondas. Ya lo sé, siempre dejaste claro que no estabas de acuerdo. Nunca lo estábamos ¿recuerdas? Continúas discusiones por cualquier nadería. En la calle, en clase y en restaurantes. Cualquier lugar era bueno. Hasta éramos capaces de debatir en varios idiomas. Pasábamos del español al inglés sin darnos ni cuenta, mientras los demás nos miraban asombrados. No nos comprendían. Nadie lo hacía, ni siquiera nosotros mismos. Saltábamos de las bromas a las pullas con increíble facilidad, como si nos conociéramos desde hace tiempo. Nada más lejos de la realidad.  

¿Qué voy a hacer contigo ahora? Aún no lo sé. Me digo que tengo que olvidarte, pero parece que mi cabeza no está por la labor. Ni tú tampoco, ya que estamos. Parece como si quisieras que no te dejara atrás, hablándome a todas horas como lo haces. ¿Pero sabes qué? Yo ya no sé si quiero seguir jugando a este juego, del que solamente tú conoces las reglas. Y siempre estás haciendo trampas. ¿Qué quieres conseguir?

Te echo de menos, sí. Pero ya lo sabes, te has ocupado de que esto pasase. Tú cada vez te alejas más de mí, y yo cada vez te quiero más cerca. ¿Y si te borro por completo? ¿Y si hago ver que nunca exististe?¿Que nunca hubo un nosotros?¿Dejará, entonces, de saltar mi corazón cada vez que mencionen a Brighton? ¿O que oiga la voz Billy Armstrong? No es tu voz, pero me recuerda demasiado a ti. Tú me cantabas al oído y yo…sonreía como una idiota. Como estoy haciendo justo ahora.


¿Ves lo que me has hecho? Justo lo que me prometí que no sucedería. Yo antes era normal, más o menos. Últimamente, parezco una de esas adolescentes con las hormonas por las nubes. Esas a las que nos dedicábamos a criticar por las mañanas, cuando estábamos tan cansados que ni siquiera podíamos enfadarnos. En el bus, donde tú me pasabas tu abrigo porque yo había sido tan ingenua como para creer que aquel día no llovería. Siempre acababas helado por mi culpa, bueno por la tuya, por ser demasiado amable.

Justo ahora, que estoy hecha un lío, decides hablarme. Tú es que tienes telepatía o algo así, porque me estás asustando. “¿Qué tal el día?” ¿Qué le respondo? ¿Qué me he pasado el día pensando en él?¿Qué he soñado con  él? Ni hablar. Está historia (no, no es una historia) ya terminó hace tiempo. Tiene un punto final. Y tú y yo seguimos escribiéndola como si nada, rompiendo todas las normas. Esto no funcionará, lo sabíamos desde el principio, pero parece que a ninguno de los dos nos importa.

Todo esto es por tu culpa. Mis sonrisas han acabado dependiendo de ti. Yo ya no me siento yo misma. Es como si hubiera dejado una parte de mí allí, contigo. Como si aquella chica parlanchina del vestido rojo, que siempre hacía que acabásemos perdidos y helados bajo la lluvia, no fuera ahora más que un espejismo, una sombra de lo que fue algún día. Es ridículo, pero no puedo evitarlo. Se suponía que estás historias acababan bien ¿no? Siempre me las habían contado así.

600 palabras ya. Suspiro. Sigo tan confusa como antes. O quizás más, ya ni lo sé. Eres un recuerdo bonito, a pesar de todo. Los cafés mañaneros, las tardes de cine y tu mano en mi cintura. Todos los son. Pusiste mi mundo patas arriba y lo dejaste así, y yo no tengo ni idea de cómo restaurarlo. Sólo sé que no me importa soñar contigo. No me importa para nada. Pero no te lo diré, por si acaso. No vaya a ser que lo uses en mi contra, como haces siempre.

 Las gotas de lluvia van borrando poco a poco los recuerdos, mientras se deslizan por mi ventana. Esto llega a su fin ¿te das cuenta? No nos queda mucho tiempo. Los días me van devolviendo mi vida y tú ya no eres más que un fantasma de mi pasado, uno con el que sigo hablando, sí, pero ya no duele tanto. Tu risa se desvanece. Olvido el color de tus ojos. Pronto, no serás más que un chico que me hace reír con un par de bromas. Dejarás de ser la sonrisa de mis días. Triste, la verdad ¿Pero qué más podíamos esperar? Eres un imbécil, que me cae bien, but I hate you. ¡Ves! Yo antes, antes de ti, no era así. Hasta nunca S. Bueno, no, hasta mañana. Aún no estoy preparada para decirte adiós del todo. 

1 comentario:

  1. precioso, aunque debo admitir que fuiste tonta de remate y mira que para segun que cosas eres lista!

    ResponderEliminar