Si mi hermano me
pregunta por qué alguien ha matado a 20 niños en EEUU, ¿qué le digo? ¿Qué hay
muchos locos sueltos? ¿Le hablo también de por qué la gente se suicida? ¿Le
tengo que contar que la gente mata por dinero? No puedo, soy incapaz. En
realidad, no sé cómo hacerlo. Prefiero decirle que aquí estás cosas no pasan, que vivimos lejos de todo lo malo. Sí, le miento, le dibujo un mundo diferente, irreal, uno más bonito, uno más seguro. Uno en el que los superhéroes luchan contra el mal, los angelitos protegen a los niños y la magia los rodea.
Viven en su propia
burbuja, protegidos. Demasiado quizá, no voy a negarlo. Pero creo que tienen
derecho a la inocencia, a la ingenuidad ¿no? ¿Cómo quitarles eso cuando sabemos
qué viene después? La realidad de repente te golpea y sin saber cómo, tu
burbuja explota y te das contra el suelo. Y os aseguro que la caída no es nada
agradable.
Por mí que crean en dragones,
en Hogwarts y en el Ratoncito Pérez, que
sueñen lo que les dé la gana, y que sean felices como nunca más lo serán. No
les neguemos eso, a ellos no. Que vivan sin miedos, sin culpa, porque aún no
han hecho nada malo.
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