sábado, 12 de enero de 2013

Érase una vez


Los que no han abierto un libro en su vida por puro placer, se pierden más de lo que creen. Ésta es una verdad tan grande como un templo. No porque lo diga yo, que lo digo, sino porque los libro son algo más que páginas. Son historias, son personas, son vidas. Lo descubrí no hace tanto tiempo, cuando aún llevaba trenzas, y abrí mi primer libro de verdad. Nada de cuentos infantiles, o comics de superhéroes. Un día, mi hermana me convenció para que leyera Harry Potter, y aunque apenas tenía ocho años, lo devoré. Y desde ese momento, nada ha cambiado.

Leo en la playa, en la montaña, en el metro y hasta he conseguido leer mientras ando. Siempre tengo un libro a mano, por si acaso. No importa qué tipo de novela sea, ni cuántas páginas tenga. Y sí me gusta de verdad, soy capaz de quedarme levantada hasta bien entrada la madrugada para acabarla. Me da igual si al día siguiente no me tengo en pie.

Mis pobres padres se deben de haber gastado ya una fortuna en libros, y es que como dicen, parece que me los coma con patatas. ¿Qué culpa tengo yo? No me puedo controlar. Es como si fueses capaz de vivir mil vidas, sin repetir ninguna. Escaparme, sin realmente desaparecer. Todas esas historias y personajes variopintos que han pasado entre mis manos,  se han convertido en parte de mí. Y es que me he reído, he llorado y hasta he llegado a enfadarme. Sé que puede parecer raro, muy raro de hecho, pero no sé por qué.
J.K. Rowling, Lindsay Davis, Sophie Kinsella, Ken Follet, Federico Moccia, Camilla Läckberg…todos ellos me han hecho pasar buenos momentos, algunos inolvidables, gracias a sus palabras, a sus tramas enrevesadas, a sus finales épicos. Y algún día me gustaría poder escribir, escribir de verdad. Crear personas y dibujarlas en blanco y negro, contar su historia, como se entrelazan sus vidas, poder hacer que la gente los comprenda y se sienta identificada con ellos. Que los amen, que los odien, que se rían, que lloren, y hasta que se enfaden.
Me imagino delante de la pantalla de este mismo ordenador, con mi pijama, bebiendo café mientras releo lo que he escrito, y me siento orgullosa. Me imagino que la gente lee mis libros y les gustan. Y nada en el mundo me haría más feliz. ¿Por qué? Porque por si no lo sabíais, no se me da demasiado muy bien hablar, expresar lo que siento y pienso. Me encuentro mucho más cómoda delante del teclado, e imaginar que a alguien pueda gustarle la forma en la que escribo…no sé, me hace sentir muy bien, más fuerte y segura de mí misma.  

Pero por ahora me limitaré a leer y a dejar la máquina de escribir de lado. Aunque siempre me queda este blog, el principio de todo, mi pequeño rincón, sólo mío, en este mundo tan grande. Ya llevo bastante escribiendo por aquí, casi un año en realidad y creo que me ha ayudado mucho poder ser yo misma. No tengo miedo de herir a nadie, de hacer daño, no me veo obligada a sonreír a todas horas y puedo decir lo que pienso sin morderme la lengua. Y eso me gusta, me gusta mucho. 


Aquí os dejo algunos de mis libros favoritos:



No hay comentarios:

Publicar un comentario